Las inteligencias artificiales y el arte: ¿El cielo se está cayendo?

Desde noviembre del 2022 se desató el pánico entre los creadores de contenido digital, las voces de alarma retumban hasta el día de publicado este artículo como una clara advertencia sobre el apocalipsis artístico que se ha desatado sin control sobre la tierra: las inteligencias artificiales (IA) han mostrado una capacidad enorme para «crear» arte completamente original, por supuesto, sin estar exentas de su correspondiente carga de polémica.

¿Pero el pánico está justificado? ¿Están en riesgo millones de empleos de una industria que ya de por sí es menospreciada y mal pagada? ¿El arte, esta vez sí, ha muerto? Dejemos por un momento de gritar que el cielo se está cayendo y analicemos con calma esta nueva realidad que nos tocó vivir, porque el tema tiene muchas aristas y cada una de ellas es interesante.

ESTO YA SE HA VISTO

Cuando la tecnología llega es inevitable que afecte la manera de hacer las cosas hasta ese momento, el caso más evidente es la invención de la imprenta de Gutenberg, un sismo cultural tan profundo que causa que, de pronto, el conocimiento esté al alcance de todos con un nivel de producción sorprendentemente acelerado y una reducción de costos a mínimos nunca vistos. El que sea La Biblia el primer libro logrado al completo con esta revolucionaria técnica es en sí mismo un desafío directo a la iglesia, los únicos productores de textos en masa hasta entonces. Para que te hagas una idea, los monjes copistas (sí, los mismos escribas monásticos de la Europa medieval) son capaces de producir cada uno de ellos, a mano, letra a letra, un promedio de dos libros… ¡en toda su vida!

Ejemplos similares han surgido a lo largo de los años: de los faroleros a la invención del alumbrado eléctrico; de los despertadores humanos a los despertadores de mesa; de las calculadoras humanas de la NASA a las tarjetas perforadas, y de ahí a los microchips; de los relojes suizos famosos por su micro ingeniería precisa de engranajes que los hacen muy costosos, a los bastante más baratos pero igualmente precisos relojes digitales japoneses.

De los pintores de carteles a los artistas digitales.

EL ÚLTIMO HOMBRE QUE PINTÓ EL CINE

Desde principios del Siglo XX hasta ya entrados los años noventa, el cine se vale de un ejército de artistas para plasmar el próximo éxito de cartelera, personas que a fuerza de pincel y aerógrafo pintan cientos y cientos de posters de gran formato para las salas del mundo, un oficio que desde sus primeros años recibe el desprecio de sus propios colegas por considerarlo una artesanía y no un arte. Varios de estos artistas han conseguido notoriedad y reconocimiento gracias a sus hábiles trazos que marcan momentos importantes en nuestra infancia, personalidades como Drew Struzan o Renato Casaro cuyas obras son reconocibles en todo el mundo se han sabido ganar un lugar en el corazón de varias generaciones de cinéfilos.

En el caso de Renato Casaro existe un documental italiano hablando justamente sobre este tema, llamado, en efecto, «L’ultimo uomo che dipinse il cinema» (2020).

L’ultimo uomo che dipinse il cinema – Trailer Ufficiale
Fuente: YouTube

Pero en los noventas los clientes empiezan a escasear, de pronto los encargos se reducen drásticamente y el negocio del cartelismo manufacturado deja de ser rentable. ¿La razón? La llegada de los artistas digitales al mercado. Ahora una sola persona puede hacer el trabajo de siete en un periodo de tiempo más corto, con una mayor calidad y a un coste menor, todo sin moverse de su computador.

En aquel entonces hubo quejas y desesperación, con la diferencia de carecer de un altoparlante como lo son las redes sociales. Por mucho que se quejaron de lo injusto de su nueva realidad, que perderían sus trabajos, que morirían de hambre y que al arte le robarían el alma a golpe de clics y teclado, el diseñador digital se impuso y nada lo pudo evitar.

Hoy día el cartelismo sobrevive de manera tibia en países como China o India, pero en occidente son muy escasos los creativos que siguen manteniendo vivo este noble oficio, tal es el caso del venezolano René Birkner, radicado en Munich, Alemania, quien en medio de la competencia digital ha sabido subsistir de su pasión por el cartelismo de gran formato con el cual lleva 25 años alimentando a su esposa y cuatro hijos.

Hoy, cerca al primer cuarto del Siglo XXI, esta misma historia de relevos que da para una buena película de drama se repite, y en esta ocasión los protagonistas son los que en su momento fueron los villanos de la historia.

Posters creados por Drew Struzan
Fuentes: historia-arte.com y pixel-creativo.blogspot.com

ATAJAR TSUNAMIS CON ABRAZOS

Seamos sinceros: las IA llegaron para quedarse y no existe poder sobre la tierra que lo evite, de hecho, las IA llevan coexistiendo con nosotros desde hace ya algunas décadas: nos ayudan a resolver problemas, predicen escenarios financieros, facilitan nuestra productividad laboral, resuelven inquietudes básicas, hacen la tarea del colegio y nos entretienen en los videojuegos. Hasta hace poco eran seres inofensivos, simpáticos, que nos asombraban con cada nuevo paso tecnológico; sin embargo para el 2022 las cosas dieron una zancada muy grande con plataformas como ChatGPT o Dall-E, donde con apenas unas cuantas palabras a modo de guía las IA te pueden crear una reseña, un resumen, una carta corporativa, una fábula motivacional… o una pieza artística original de gran calidad.

Y es justo en este punto donde empiezan los roces entre los artistas y las IA, de pronto un artista que ha dedicado años de estudio y preparación se ve reemplazado por una IA que en cuestión de minutos es capaz de crear una pieza gráfica que a cualquier humano le puede tomar varias semanas de ingente trabajo, y lo peor, está al alcance de cualquiera y a costo cero. El malestar que esta nueva tecnología ha traído es mayúsculo para un gremio que siempre ha sido menospreciado, mal pagado, visto por encima del hombro y rara vez tomado en serio (hay cosas que no cambian con los años).

La pintura, titulada «Théâtre D’opéra Spatial», obtuvo el premio Blue Ribbon en la categoría de Artista digital emergente. También, fue el primer trabajo generado por IA en ganar un premio en un concurso de arte de alto perfil. La obra fue creada por Jason M. Allen.
Fuente: wwwhatsnew.com

EL HIJO COPIA LOS PECADOS DEL PADRE

Pero lo más grave no es el qué, sino el cómo. Las IA necesitan referencias para poder hacer sus «obras originales» por lo que de manera inevitable recurren al trabajo ya existente de artistas humanos, artistas que llevan años compartiendo sus trazos desde que la Internet se los ha permitido. Las IA recurren a plataformas como ArtStation, Behance o DeviantArt para realizar esta acción, y en todos los casos esta acción se hace sin el consentimiento de los artistas originales, los artistas humanos.

Es bien sabido que el plagio en el gremio de artistas es fuertemente castigado, desde el recalco hasta las copias abiertas y descaradas. En los mejores años de Facebook se vieron cientos y cientos de casos de artistas expuestos ante estas malas prácticas, artistas que tuvieron que desaparecer por años mientras pasaba la tormenta mediática. Uno de los casos más sonados fue el de Mariana Villanueva «Haku», la artista mexicana encargada de hacer el arte promocional para Gears of Wars Ultimate Edition en el 2015 y Gears of Wars 4 en el 2016. Fue en este mismo año cuando el ilustrador español Marco S. Nevado demostró que el trabajo de Haku era un recalco de un collage de imágenes de varios artistas. El caso tuvo un impacto tan grande que el mismo X-Box México tuvo que emitir un comunicado al respecto prescindiendo de los servicios de Villanueva.

El caso de Mariana Villanueva «Haku»
Fuente: YouTube

Estas malas prácticas de recalco y copia de trazos llevó a que a finales del 2022 los artistas de la plataforma ArtStation realizaran una sonada protesta en contra de las IA, alegando que se alimentaban de sus talentos de forma descarada, copiando sus estilos y maneras sin autorización de nadie, y acusando a la plataforma misma por permitir que esto siga sucediendo sin control. Al momento de escribir estas letras ArtStation ha dado soluciones más bien tangenciales que poco han apaciguado los ánimos.

Imagen creada por el ilustrador Nicholas Kole y la diseñadora de vestuario Imogen Chayes
Fuente: dplnews.com

¿Y ENTONCES CÓMO LE HACEMOS?

Lo primero y más importante es mantener la calma. Sí, la situación cambió y mucho, pero también es necesario comprender que las IA de este momento no son inteligencias que un buen día se levantaron de la cama y dijeron —Vamos a j█der a los artistas del mundo entero. ¡HAHAHAHA! —Detrás de cada nueva «pieza de arte» hecha por una IA hay una persona que le dice qué hacer y cómo hacerlo, entonces, las IA de hoy son en realidad una herramienta como lo es Photoshop o Clip Studio Paint.

Entendiéndolas como herramientas el segundo paso es ver cómo estas herramientas pueden hacer más fácil la vida a los artistas digitales de carrera, aprovecharlas a favor en vez de satanizarlas sin más. Hay una máxima que dice «si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él», seguro que una persona cultivada dentro del arte será la más indicada para sacar el máximo provecho a estas IA artísticas.

Y por último, incluso hoy en pleno Siglo XXI, existen artistas de pincel y paleta, de aerógrafo y lata de pintura, de tinta con aguja, que en medio de este pánico mediático de las tecnologías modernas han podido vivir y vivir muy bien de su arte. Sus talentos hablan por ellos, sus clientes los buscan por sus capacidades excepcionales y ellos seguirán teniendo trabajo porque la exquisitez del oficio artesanal, hecho a mano sobre un lienzo, un muro, la piel o cualquier otro sustrato, siempre será apreciado y bien remunerado.

El cielo no se está cayendo, solo cambió el clima.

Obra del artista Damian Lechoszest
Fuente: Instagram

 


REFERENCIAS