Recientemente compartimos la primera parte de la entrevista a María Camila Núñez. Hoy te invitamos a disfrutar de esta segunda y última parte.
En esta entrega, María Camila Núñez comparte desde su subjetividad los aspectos más relevantes en el estudio histórico del cómic. Estos aspectos abarcan su impacto histórico en ciertos contextos y brindan un panorama más claro que se visualiza en su relación con las academias.
Finalmente, María Camila Núñez ofrece un esbozo de lo que podría considerarse un comportamiento constante e influyente en aspectos de producción y consumo del cómic colombiano.
Viñetas con empatía y humanidad
HacheBlog: ¿Cuáles son las características que, a tu parecer, son significativas en el estudio del cómic colombiano desde una perspectiva histórica?
María Camila Núñez: Lo que me interesa académicamente son sobre todo los cómics documentales. Lo que observo es que son cómics que tienen una investigación extensa detrás de ellos en donde la voz de los testigos es muy importante. Pero no es un fenómeno propiamente colombiano sino que son autores influenciados por obras como las de Joe Sacco (Palestina, 2001), Art Spiegelman (Maus, 1977) o Marjane Satrapi (Persépolis, 2000), entre muchos otros. Es un afán por mostrar y enfatizar en darle un lugar a la voz de las víctimas.
También me parece muy interesante que haya instituciones decididas a usar el cómic como una forma de presentar los resultados de sus investigaciones. Por ejemplo, el Centro de Memoria Histórica en la Comisión de la Verdad, pues hay un interés institucional que ve en el cómic una herramienta efectiva para acompañar estos documentos llenos de información como el «Basta Ya», que son una vaina súper densa e importante por ser un reporte oficial que a su vez es del pueblo. El cómic muestra lo que hay detrás de esas cifras, como las historias personales, por ejemplo.
Se entiende que hay una mediación artística o una ficcionalización, pero es una manera distinta en que nos podemos enterar sobre lo que pasó y empatizar con ello.
HB: ¿Ha habido alguna vez algún cómic latinoamericano que a ti te haya tocado el alma duro, fuerte, que tú digas «me conmovió»?
MCN: Pues varios de Colombia: What Remains (2022), de Camilo Aguirre, que ahora está en Inglés, me gusta mucho; Caminos condenados (2016) y Recetarios de Sabores Lejanos (2020), de Pablo Guerra. También está Pollito Karateca (2024), de Gusanillo, que me pareció espectacular. Es más como de violencia intrafamiliar y relata la historia de un niño que es violentado por su papá. El hecho de que los papás le estén dando en la jeta a los niños es una problemática muy normalizada porque, según muchos, es una forma de educar.
Cómic colombiano: memoria, academia y mercado
HB: ¿Qué es lo que más te atrae del estudio histórico del cómic nacional?
MCN: Es encontrar cómo se traduce el lenguaje al contexto colombiano, a la problemática colombiana, a cómo los autores colombianos son influenciados por otros autores.
HB: ¿Por qué consideras que el cómic colombiano tiene un impacto histórico en diferentes contextos?
MCN: No podemos entender o acercarnos a una expresión realmente amplia y justa sobre la memoria y sobre la historia solamente a través de informes o cifras. Podemos usar un medio artístico para hablar sobre estos temas de un modo más empático y estético que permite reflexionar y despertar sensibilidades.
HB: ¿Cuál es el aporte del cómic colombiano en las academias para que estas consideren ahondar en el estudio de dicho arte?
MCN: El cómic permite ayudarnos a entender mejor cierta problemática desde diferentes perspectivas. Me parece interesante ver cómo la pasión por este arte trasciende profesiones mediante una dinámica diferente y una perspectiva que todavía está cambiando y siendo explorada.
Los lectores de cómics estamos haciendo posgrados y nos interesa ver este arte como un objeto de estudio desde diferentes áreas del conocimiento. El estudio del cómic viene desde hace décadas pero ahora está más fuerte que nunca.
HB: ¿Cómo visualizas el comportamiento del mercado colombiano alrededor del cómic nacional?
MCN: Siento que en Colombia no hay una cultura lectora muy grande. A esto se añade que los libros en Colombia en realidad son costosos y hay cuestiones de impuestos. Por ejemplo, un texto de Joe Sacco que en Estados Unidos cuesta USD $25, en Colombia puede llegar a costar COP $200.000 aproximadamente, incluyendo gastos de envío, gastos aduaneros y otros costes que puedan surgir.
Enseñando a leer cómics
HB: ¿Qué elementos sociales faltan para que haya un incremento significativo en el análisis, lectura, producción e interpretación del cómic colombiano?
MCN: Se necesita una modificación total del sistema educativo colombiano en el que se inicie con la premisa de que hay que aprender a leer un cómic. Es decir, los que crecimos leyendo cómics ya aprendimos y el lenguaje lo tenemos claro. Comprendemos su estructura y el orden en que se lee. Pero, por ejemplo, en mis clases acá en Estados Unidos hay varios chicos que nunca habían leído un cómic. Si en un texto común los niveles de comprensión lectora están bajitos, en un cómic la situación no mejora, pues los cómics son medios narrativos mucho más complejos, en ellos se tienen en cuenta diferentes elementos que ayudan al desarrollo del relato, tales como colores, formas y elementos propios del medio como globos de texto, viñetas e incluso onomatopeyas, herramientas todas que al unísono le dan más impacto a las acciones y emociones presentadas en cada página.
Leer un cómic requiere de paciencia, calma y de ampliar la capacidad de observación.
HB: Por último, ¿por qué los cómics son buenos?
MCN: Los cómics son buenos porque los me han llevado a conocer diferentes partes del mundo, me han traído amistades maravillosas, y me han enseñado muchas lecciones; me llevaron a este lugar en el que estoy ahora y en el que soy muy feliz. Son buenos porque leer un cómic también es una forma muy interesante y muy divertida de conocer el mundo.
Te invitamos a disfrutar de la primera parte de esta interesante entrevista haciendo clic aquí.
Referencias
- Imagen de portada. Fuente: tallercolmillo.com